Juan Rulfo, El Llano en Llamas (1953): Nos Han Dado La Tierra y En La Madrugada

"Nos Han Dado La Tierra"
El cuento Nos han dado la tierra, de Juan Rulfo, se publicó originalmente en la Revista Pan (de Guadalajara), en julio de 1945, y luego se compuso como parte de uno de los primeros cuentos en el libro El llano en llamas, que estamos analizando, publicado en 1953. Este cuento tiene lugar en el proceso de revolución mexicano, desarrollando sus consecuencias, principalmente con la reforma agraria (de desengaño y traición). El gobierno viola la máxima zapatista de "Tierra y Libertad" con la distribución injusta de las tierras y además se atribuyen tierras que de ninguna manera benefician a la gente. En el cuento, Juan Rulfo refleja la pobreza en la vida de los campesinos que vieron sus voces ahogadas por la política vigente en ese momento. Crítica y cuestiona también, la esterilidad humana a través de los campesinos mexicanos. El cuento, desde una perspectiva subjetiva, o sea, más realista, nos da cuenta del punto de vista del narrador. Él es autodiegético, desde el momento en que participa en la historia como protagonista y testigo de esta. Este tipo de narrador solo parece tener el inconveniente de no saber lo que piensan y sienten los otros personajes, a menos que le digan o que lo deduzca.
El cuento se inicia en un camino que supuestamente conduciría a la tierra que les habían dado a cuatro campesinos. Al principio serían unos veintitantos, pero muchos terminarían se separando, tomando diferentes direcciones y dejando solo cuatro, lo que puede reflejar la falta de esperanza, pero también la falta de resistencia y el hecho de resignaren a su condición, que verificaremos más adelante. El calor excesivo y la sequedad de esa tierra son capaces de callarlos. Caminan vagamente en el llano, en el vacío, en el desierto y en el muerto, en un tiempo que parece eterno e interminable, teniendo en cuenta también que el autor se centra mucho en la ausencia de vegetación. El silencio total lleva a que se oigan los ladridos de los perros que pueden interpretarse como un símbolo o un signo de vida, de voluntad (aunque escasa) de avanzar y de la esperanza que pueda haber algo más en el camino, como podemos ver de inmediato en la parte inicial:
"Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros".
Todo el mundo parece estar confinado a un silencio causado por el escenario asfixiante y conmovedor, por la represión y la pobreza que complican la vida y tornan las palabras difíciles de transmitir. El sentimiento de soledad, desolación y conformidad reinan, causando un sentimiento de agonía e impotencia. Una nube negra se cernía sobre ellos, como una forma de esperanza para aliviar el calor, el cansancio y la sed. Solo cayó una gota de lluvia, que se secó rápidamente. La gota de agua, que simboliza la esperanza, cae fácilmente cuando se la golpea, desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos:
"No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablar...Cae una gota de agua, grande gorda, haciendo un agujero en la tierra y dejando una plasta como la de un salivazo. Cae sola...no llueve..."
Se llevaron todo lo que deberían tener acceso y derecho, incluyendo la libertad y la posibilidad de hablar y ser escuchados:
"De venir a caballo ya hubiéramos probado el agua verde del río, y paseado nuestros estómagos por las calles del pueblo para que se les bajara la comida. Ya lo hubiéramos hecho de tener todos aquellos caballos que teníamos. Pero también nos quitaron los caballos junto con la carabina."
Los campesinos son controlados por una clase dominante e idealizados como una clase sumisa, sin voz y siendo olvidados y silenciados como elementos activos de la sociedad. Reciben una tierra que se define como un "duro pellejo de vaca que se hace llamar Llano" y no se les permite argumentar. La palabra se vuelve inexistente e incluso incomprensible, como podemos ver:
"Nos dijeron:
- Del pueblo para acá es de ustedes.
Nosotros preguntamos:
- ¿El Llano
- Sí, el Llano. Todo el Llano Grande. Nosotros paramos la jeta para decir que el Llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba junto al río. Del río para allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama el Llano.
Pero no nos dejaron decir nuestras cosas."
Sin ninguna opción para elegir y siendo reprimidos, no tenían la posibilidad de cuestionar la tierra asignada. Estas tierras áridas serían los "restos" de la clase dominante y privilegiada, es decir, no como una distribución justa, sino simplemente lo que se suponía que debían recibir, considerando que eran vistos como inferiores. El gobierno no se responsabiliza y evade de sus obligaciones. El delegado aparece representando un poder superior, imponiéndose la voz sobre ellos:
"Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.
- Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que tienen que atacar, no al Gobierno que les da la tierra".
El miedo y la obediencia están vigentes ante el gobierno y el delegado. Es de destacar el control y la distribución de tierras injusto, por parte del gobierno y la represión del delegado:
- Espérenos usted, señor delegado. Nosotros no hemos dicho nada contra el Centro. Todo es contra el Llano... No se puede contra lo que no se puede. Eso es lo que hemos dicho...".
La falta de voluntad por parte del delegado para escuchar revela la negligencia y la insensibilidad que el Estado (ausente) atribuye a la población más pobre:
"- Espérenos usted para explicarle. Mire, vamos a comenzar por donde íbamos...Pero él no nos quiso oír. Así nos han dado esta tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos semillas de algo, para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí.".
Algo que sin duda podemos verificar es el aparente estado de esperanza de cambio constante desde los ladridos de los perros y cómo se acerca hasta la gota de agua, etc., pero se desvanece rápidamente. Se continúa diciendo que la tierra está más arriba, como una forma de incentivo y de que algo podrá cambiar, que la vida está ahí, así como la esperanza:
"Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo. La tierra que nos han dado está allá arriba."
Como conclusión, a primera vista, nos resulta y parece genial el hecho de que recibieron tierra, pero terminamos dándonos cuenta de que es mala y árida, es decir, impropia e infértil, siendo el resto de la tierra de la clase privilegiada. Concluimos que el título es una ironía, ya que las tierras son imposibles de cultivar y hacer crecer la vida. Una ironía la reforma agraria, ya que su objetivo era distribuir la tierra, pero de manera injusta e irrazonable.
Los campesinos representan todo un pueblo que a cierta altura está desconcertado y desanimado, desde el momento en que ni siquiera parecen saber por qué están caminando, y mucho menos hacia dónde iban. Se resignaron a su condición y a la voluntad de su gobierno, que actuó de tal manera que les quitó la poca libertad que les quedaba. Este es el ambiente de anarquía, autoritarismo, corrupción, abuso de poder, pobreza y desigualdad reflejado en el cuento y que fuera experimentado durante esos años. Rulfo trae momentos de cambio y transición, dando voz a quienes no la tuvieron y no tienen, a los desposeídos.
"En La Madrugada"
El cuento En la madrugada se centra en la crítica social, en un llamamiento a los cambios colectivos necesarios y a la no violencia, durante el proceso revolucionario mexicano. También involucra la condición humana y todo lo que la limita y los sentimientos humanos que conducen a la búsqueda de una nueva forma de justicia.
Este cuento involucra lo que se sucedió en San Gabriel (pueblo de donde Juan Rulfo pasó su infancia), es decir, en un entorno rural, donde el concepto de felicidad está vinculado a él, pero que, como comprobaremos, se verá corrompido por la violencia de los hombres. La primera parte nos introduce inmediatamente a lo que será el entorno en el que se envuelve todo el cuento En la madrugada. Un ambiente sombrío y lleno de niebla que rodeará todo el cuento, pero con la característica de la esperanza del amanecer (que poco a poco se desvanece):
"San Gabriel sale de la niebla húmedo de rocío. Las nubes de la noche durmieron sobre el pueblo buscando el calor de la gente. Ahora está por salir el sol y la niebla se levanta despacio, enrollando su sábana, dejando hebras blancas encima de los tejados.".
Después de una descripción inicial del escenario, la atención se centra inicialmente en una primera versión de la muerte de Justo Brambila, el patrón de Esteban (este era el encargado por la hacienda). En un monólogo, se revela que, desde el punto de vista subjetivo (narrador y protagonista) de Esteban, él había desahijado a una vaca, madre de un becerro crecido. Este se niega a obedecer y succiona las cuatro tetas de la vaca. Esteban lo patea, Justo aparece y por supuesto evita males mayores, golpeando Esteban hasta que se durmiera. Al día siguiente, llega la noticia de que la misma noche que tuvo lugar esta pelea con Esteban, Don Justo había sido muerto. Esteban fue acusado de matarlo, pero no recordaba lo que había sucedido. Vemos aquí un complejo inferioridad cuando dice que cuándo se trata de un supuesto "superior" de otro deja más rastro que un "inferior", es decir, tiene más valor que el trabajador. Lo que es seguro es que ni siquiera hay evidencia concreta para enmarcar a Esteban de la muerte de Justo:
"Y que dizque yo lo había matado, dijeron los díceres. Bien pudo ser, pero yo no me acuerdo. ¿No cree usted que matar a un prójimo deja rastros? Los debe de dejar, y más tratándose de un superior de uno. Pero desde el momento que me tienen aquí en la cárcel por algo ha de ser ¿no cree usted?" Tenemos acceso a una concepción fatalista, teniendo en cuenta la indiferencia y la falta de esperanza de Esteban frente al destino. Esto está en línea con su posición social: Justo nos es condenado por el gobierno por la relación incestuosa que mantenía con su sobrina por ser rico (pero el pueblo, en este caso Esteban, termina haciendo justicia con sus propias manos). Esteban es condenado por el gobierno porque es muy pobre y nada puede hacer. En el pensamiento de Esteban, ya está condenado porque nada cambiará, terminará condenado, si fue llevado a prisión es porque hizo algo, aunque no lo recuerda.
Justo Brambila y Margarita (la sobrina de Justo) mantienen una relación inmoral e incestuosa. Su muerte puede ser interpretada como una trampa de la vida, del destino por sus actos:
"Si el señor cura autorizara esto, yo me casaría con ella pero estoy seguro de que armará un escándalo si se lo pido. Dirá que es un incesto y nos excomulgará a los dos."
La segunda versión de la historia de la muerte de Justo, narrada por Rulfo desde la perspectiva de la tercera persona y desde un punto de vista objetivo y omnisciente (los dos tipos de narradores mencionados se van intercalando a lo largo del cuento), sería que Don Justo agarró a Esteban por el cuello y lo arrojó contra las rocas mientras lo golpeaba "gritándole cosas de las que él nunca conoció su alcance", se sintió aturdido y cayó. Intentó levantarse, pero cayó de nuevo y en el tercer intento permaneció callado en la oscuridad total. Cuando Esteban se levantó, el sol también había salido. No se sabe cómo llegó a casa, pero se sabe que había dejado un rastro de sangre. Seguimos en una incógnita, sin una explicación inequívoca y plausible, con el lector teniendo que intentar responder llenando este espacio vacío en relación con la muerte de Justo Brambila. Cada uno debe hacer su juicio subjetivamente.
Sumado a esta muerte y la posibilidad de que Esteban haya cometido un asesinato, el comportamiento inmoral de Justo hacia su sobrina es visible, como he mencionado antes y también su comportamiento hacia Esteban. Tenía una postura de amargura y egoísmo pensando que todo le pertenecía, particularmente la vida de sus trabajadores No hay evidencia de posibles represalias por parte de Esteban cuando fue golpeado, es decir, parecía dejarse golpear sin defenderse, ¿cómo puede ser el asesino? ¿Quizás, en el fondo, el verdadero culpable es el malestar que le causó Justo Brambila? El nombre "Justo" resulta ser una ironía, ya que no parece ser muy justo:
"Tenía muy mal genio. Todo le parecía mal: que estaban sucios los pesebres; que las pilas no tenían agua: que las vacas estaban reflacas. Todo le parecía mal; hasta que yo estuviera flaco no le gustaba."
La represión o coerción ejercida, tanto moral como económica, es algo que tiene un impacto y perjudica tanto a Esteban como a Justo Brambila, deshumanizándolos:
"Quizá los dos estábamos ciegos y no nos dimos cuenta de que nos matábamos uno al otro. Bien pudo ser.".
En términos generales, Justo representa una ley que debe morir. La población, ahora que se ha hecho justicia, debe iniciar una búsqueda de una nueva forma de luz humana, basada en el respeto y la justicia:
"Esa noche no encendieron las luces, de luto, pues don Justo era el dueño de la luz.". Esteban actúa como un libertador del pueblo, pero termina encarcelado. Justo Brambila es víctima de su propio destino, por un lado, porque muere, pero, por otro lado, es culpable por la relación incestuosa que mantiene con su sobrina.
A través de las dos narraciones, tanto en primera como en tercera persona (el narrador en tercera persona parece estar en primera persona) los hechos parecen más realistas para el lector, manteniendo un cierto grado de veracidad y credibilidad.
En el fondo, este cuento expresa la realidad y se interpreta como revolucionario y subversivo. Los pobres no deben mirar a los ricos con un complejo de inferioridad, ya que ellos también tienen techos de vidrio y muchos defectos. Además de la falta de humanidad existente, la falta de justicia, etc., también se critica el hecho de que todos se resignaron a su condición. El gobierno es criticado, de forma indirecta, por aprovecharse de los más pobres, los que más trabajan.
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